DARWINIANA, nueva serie 1(2): 201-219. 2013 Efectivamente publicado en PDF el 30 de diciembre de 2013 ISSN 0011-6793 impresa - ISSN 1850-1699 en línea |
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Artículo original DOI: 10.14522/darwiniana.2013.12.541 |
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PRIMEROS RESULTADOS SOBRE EL USO PREHISPÁNICO DE LOS VEGETALES EN EL SITIO ARQUEOLÓGICO LOS TRES CERROS 1 (VICTORIA, ENTRE RÍOS, ARGENTINA): ANÁLISIS DEL REGISTRO BIOSILÍCEO. |
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Jorge O. Sánchez1, M. Milagros Colobig1, Alejandro F. Zucol1, Gustavo G. Politis2, Mariano Bonomo3 & Carola Castiñeira4 | ||||||||||||
1 Laboratorio de Paleobotánica, Materi y España s/nº, 3105 Diamante, Entre Ríos, Argentina; jsanchez@cicyttp.org.ar (autor corresponsal). 2 Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Av. A. del Valle 5737, 7400 Olavarría, Buenos Aires, Argentina. 3 División Arqueología del Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, Paseo del Bosque s/n, 1900 La Plata, Buenos Aires, Argentina. 4 División Mineralogía y Petrología del Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata, Paseo del Bosque s/n, 1900 La Plata, Buenos Aires, Argentina. |
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Recibido el 11 de julio de 2013. Aceptado: 23 de octubre de 2013. Editor Asociado: Fernanda Rodríguez. | ||||||||||||
Imágenes | ||||||||||||
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Resumen/Abstract | Artículo/Full text | Bibliografía/Bibliography | ||||||||||
INTRODUCCIÓN El estudio de las estructuras monticulares, conocidas generalmente como cerritos, construidas por las poblaciones humanas prehispánicas que ocuparon distintos sectores de las tierras bajas de América del Sur, es un tema recurrente de discusión en la arqueología regional y supraregional (Naue, 1973; Schmitz et al., 1991; Durán & Bracco, 2000; Erickson, 2000, 2006; Bonomo et al., 2011a, entre otros). La modalidad constructora de cerritos cuenta con una antigüedad cercana a los 5000 años 14C AP en la región (Bracco & Ures, 1999; López Mazz, 2001; Iriarte, 2006) y se vincula con poblaciones de cazador-recolectores que alrededor de los 4000–3000 años AP habrían iniciado la producción de alimentos con cultivos de cucurbitáceas y maideas (Iriarte et al., 2004; del Puerto & Inda, 2005; Bracco et al., 2011). Estas inferencias están basadas principalmente en los resultados alcanzados por las investigaciones desarrolladas en el este de Uruguay y el sureste de Brasil (Schmitz & Basile Becker, 1970; Cabrera Pérez & Femenías, 1992; López Mazz & Bracco, 1994; Iriarte & Behling, 2007). Para el Delta Superior del río Paraná, se considera que los cerritos integran un registro con amplia representación, constituyendo aproximadamente un 50% de los sitios arqueológicos prehispánicos allí detectados (Bonomo et al., 2011a). Si bien la presencia de estas estructuras monticulares ha sido destacada desde los inicios de la arqueología argentina (Zeballos, 1878; Lista, 1975; Ameghino, 1947; Roth, 1888; Torres, 1903, 1907, 1911), las investigaciones sistemáticas de microvestigios vegetales son aún muy escasas. De acuerdo con la literatura arqueológica para el área, la principal entidad arqueológica es la denominada Goya-Malabrigo (González, 1977; Ceruti, 1993, 2003), caracterizando a grupos de cazador-recolectores y pescadores que habitaban el Delta del Paraná desde ca. 2000 años AP hasta la conquista. Sobre la base documental de crónicas del siglo XVI, Serrano (1950) y Ceruti (2003) consideraron la posibilidad de que las poblaciones prehispánicas hubieran cultivado diferentes recursos vegetales. Recientes evidencias de almidón de maíz y porotos en sitios del Delta del Paraná con dataciones en torno a los 700-600 años 14C AP (Bonomo et al., 2011b) permiten corroborar la presencia de horticultura en épocas prehispánicas, probablemente antes de la llegada de los guaraníes al área (Politis & Bonomo, 2012). MATERIALES Y MÉTODOS La localidad arqueológica Los Tres Cerros se compone de tres estructuras monticulares: LTC1, LTC2 y LTC3 (
) alineadas a lo largo de 239 m siguiendo el zanjón Almada. El cerro 1 (LTC1) es una elevación artificial de 2,10 m desde la planicie, siendo el más alto de los tres montículos. Posee un diámetro máximo de 66,60 m y uno mínimo de 57,50 m. El cerro 2 (LTC2) está ubicado a 133 m en sentido noroeste del sitio 1.Tiene una altura de 1,10 m y un diámetro máximo de 48,40 m. El cerro 3 (LTC3) se encuentra a 106 m en sentido sudeste del sitio 1, con una altura de solo 0,60 m, con evidencias de erosión, que ha destruido parcialmente su morfología original. Los volúmenes actuales de los cerros son menores a los que seguramente habrían alcanzado en el pasado. La acción de los procesos erosivos actuantes post-abandono ~ 500 años 14C AP (inundaciones frecuentes y acción eólica), la sistematización y el manejo para la utilización ganadera del terreno, y el pisoteo de animales de cría (más recientemente) han modificado la cima y el perímetro del cerrito (véase Politis et al., 2011)
Para los análisis de material biosilíceo, se seleccionó el perfil de la pared sur en la cuadrícula 3, donde se extrajeron 10 muestras: números 2113-2122 (
) que acompañan de modo casi equidistante las modificaciones de la secuencia sedimentaria a excepción de los niveles superficiales (muestra 2113). Además, se tomaron muestras de planta de varias cuadrículas de la excavación (Tabla 1) relacionadas con distintos rasgos arqueológicos, ya sea sedimentos con indicios de termoalteración (2099, 2101, 2104 y 2108), restos de fogones (2103), fogones con acumulaciones óseas (2098, 2105 y 2109), paredes internas de vasijas (2107) y sedimentos asociados a grandes fragmentos de tiestos cerámicos (2100, 2102 y 2106). Se seleccionó un total de 12 muestras (2098-2109) por su especificidad, con la finalidad de evaluar la correlación existente con el registro contenido en la matriz sedimentaria del perfil expuesto por la excavación. La muestra mínima representativa resultó de 450 fitolitos/muestra, mientras que para los recuentos se utilizó un conjunto de morfotipos fitolíticos compendiados en una clasificación “ad hoc” cuya denominación, acrónimo, y equivalencias con otras clasificaciones y descriptores se detallan en Patterer et al. (2011), siguiendo al ICPN WG (2005) y las pautas de Twiss et al. (1969), Bertoldi de Pomar (1971), Twiss (1992), Kondo et al. (1994), Zucol (1996) y del Puerto et al. (2006). Para establecer las afinidades botánicas de los morfotipos diagnósticos, se siguió a los mismos autores (
). Los acrónimos utilizados se encuentran de acuerdo con la definición de los morfotipos que realizara Zucol et al. (2010), con algunas modificaciones. A su vez, se hallaron morfotipos nuevos, no contemplados en estas clasificaciones anteriormente mencionadas, los cuales fueron denominados: cruces oryzoides (Sn09), halterios multilobados (Sn10) y elementos angulosos (Sn11), tomándose como equivalencias los trabajos de del Puerto et al. (2006) y Yost & Blinnikov (2011). La información sobre los morfotipos observados y descritos en este trabajo, tanto los ya definidos como los elementos nuevos, se encuentran graficados con sus respectivos acrónimos y su afinidad botánica en la Fig. 2 RESULTADOS Microfósiles biosilíceos de la sección superior de la secuencia sedimentaria del sitio En términos generales todas las muestras presentaron una marcada abundancia de microfósiles silíceos. Las asociaciones poseen principalmente restos fitolíticos articulados y no articulados, vinculados con diatomeas, estomatocistes de Chrysostomataceae (en algunas muestras) y espículas de esponjas. En particular, según las abundancias de los morfotipos de fitolitos no articulados de cada muestra, se conformó una matriz básica de datos ( ), con la que se analizó la variabilidad a lo largo del perfil, con resultados que permitieron reconocer cuatro zonas
La zona I (2122 y 2121), datada entre ca. 860 ± 40 y 760 ± 40 años 14C AP, está conformada por dos asociaciones de microfósiles similares. Se destaca la presencia de fitolitos halteriformes (Ha02, Ha07 y Ha10), en silla de montar (Sm01 y Sm02) y en forma de conos truncados (Ct01, Ct03, Ct05, Ct06 y Ct09), entre los fitolitos de menor tamaño. Entre los de mayor tamaño, se observaron con frecuencia fitolitos prismáticos de contornos lisos (Mp09, , ondulados (Mp08) y denticulados (Mp03), elongados (Mp04, Fig. 4 F), irregulares (Ln03) y proteriformes (Pr01). Los fitolitos en forma de cruz oryzoides (Sn09), de la misma manera que los ciperoides (As01, Pi01–Pi06, Mp01 y Sn01), demarcan una diferencia ya que se encuentran presentes solamente en la asociación basal de la zona. En cuanto a los fitolitos articulados, esta zona es la segunda en abundancia después de la sección más superficial, con una marcada presencia de fitolitos articulados formados por elementos prismáticos de los tipos de bordes dendriformes (Mp02), de bordes denticulados (Mp03) y de bordes lisos (Mp09, Fig. 4 I). Las diatomeas y las espículas son más abundantes en la asociación basal, decreciendo hacia la muestra superior. Los estomatocistes, si bien menos abundantes, se mantienen presentes en toda la zona. La zona III es unimuestral (2117) y está cronológicamente situada entre ca. 660 + 70 y 790 + 100 años 14C AP. Se caracteriza por la gran abundancia de fitolitos prismáticos elongados (Mp03, Mp08 y Mp09 Fig. 4L) asociados con elementos en forma de abanico (Fl03, Fl04, Fl05, Fl07 y Fl08) y poliédricos (Sx01, Sx02, Mx01 y Mx02) (
), elongados irregulares y proteriformes (Ln01, Ln02 y Pr01), como así también fitolitos con forma de sillas de montar (Sm01). De acuerdo con estos valores de abundancia, los índices obtenidos ( ) muestran un aumento en los indicadores de ambientes húmedos en las zonas I-III, y que decrecen en la zona superior (IV) (ITA). El índice IT se comporta de manera similar ya que presenta un incremento de indicadores de climas cálidos y húmedos en las zonas I-III. En referencia a la humedad y disponibilidad hídrica (IH e ISH) se demarcan dos pulsos en las zonas I y III definidas anteriormente con predominio de indicadores de vegetación acuática. Estos dos pulsos contrastan con distintos grados de estrés hídrico, siendo más pronunciado en el pico de la zona III. A partir de ello se afirma que la zona IV muestra valores que corresponden a condiciones de secano con condiciones climáticas templado-cálidas. Microfósiles biosilíceos de las muestras seleccionadas en planta de excavación A partir del análisis de los resultados cuantitativos de las asociaciones de microfósiles se observó que las muestras 2098, 2099, 2102 y 2104 presentan una composición particular y diferenciada de las muestras 2100, 2101, 2103, 2105, 2106, 2107, 2108 y 2109, las que tienen características composicionales muy similares. Estas últimas, presentan asociaciones caracterizadas por la elevada abundancia de fitolitos prismáticos elongados (Mp03, Mp05, Mp07, Mp08 y Mp09), elementos aguzados (Ac06 y Ac08), en forma de abanico (Fl01, Fl02, Fl03 y Fl04, Fl05 y Fl07) y elongados irregulares (Ln01 y Ln03); también fitolitos de menor tamaño como los halteriformes (Ha02 y Ha10), elementos en forma de bote (Sc01) y en menor cantidad los de forma de conos truncados (Ct01, Ct03, Ct06 y Ct10). Se hallaron escasos fitolitos globulares (Gl04), cruces de brazos cortos (Ch01) y elementos cavados de contorno más o menos isodiamétrico (Mc02). La muestra 2098, tomada de un sector con abundancia de restos carbonosos y óseos de escaso tamaño, se caracteriza por una asociación de microrrestos silíceos con abundantes fitolitos prismáticos elongados, de variadas formas y tamaños (Mi01, Mp03, Mp04, Mp08 y Mp09), elementos en forma de abanico (Fl03, Fl04, Fl05, Fl07 y Fl08) y aguzados (Ac02 Fig4 K, Ac07, Ac08, Ac09 y Ac10), elongados irregulares (Ln01), lobulados (Lb01) y fitolitos cavados de contorno más o menos isodiamétrico (Mc02), asociados a fitolitos de menor tamaño como las cruces de tipo oryzoides (Sn09), y en menor cantidad fitolitos globulares (Gl01, Gl02 y Gl05), halteriformes (Ha01, Ha02, Ha07, Ha10 y Ph03) y en forma de conos truncados (Ct01, Ct02, Ct03, Ct05 y Ct06). Los fitolitos cónicos (Pi01 y Pi04), poliédricos (Sx02, Sx04, Mx01 y M02,
) y cruces de brazos cortos (Ch01) son escasos. Los fitolitos articulados y los estomatocistes también son escasos, mientras que las diatomeas y las espículas de espongiarios (en su mayoría fragmentadas) son frecuentes. Otra de las muestras vinculadas a sectores de sedimento con material carbonoso (2104) presenta una asociación fitolítica dominada por la presencia de fitolitos elongados prismáticos (Mi01, Mp03, Mp04, Mp07, Mp08 y Mp09), en forma de abanico (Fl02, Fl03 y Fl04) y aguzados (Ac06
y Ac09). Como la anterior, resulta importante la abundancia de cruces de brazos cortos (Ch01), fitolitos halteriformes (Ha02 y Ha10), elementos globulares (Gl01, Gl02 y Gl04), en forma de conos truncados (Ct01, Ct03, Ct06 y Ct10) y de bote (Sc01 y Sc02). Análisis comparativo de las asociaciones de microfósiles silíceos Para considerar la distribución de los principales microfósiles, es preciso remarcar que en la misma se diferenciaron tres capas a lo largo de la secuencia analizada (Politis et al., 2011). La más profunda, denominada LIII, se extiende desde 1,50 m hasta 1,05 m y está compuesta por alternancias de lentes discontinuos de 2 cm a 10 cm aproximadamente. Las capas suprayacentes a la anterior fueron denominadas como LII (1,05-0,85 m) y LI (0,85-0,70 m) y poseen una gran cantidad de materia orgánica y porciones irregulares de sedimentos quemados en matrices friables fango-areno-gravillosas (Castiñeira et al., 2013). Por último, en la zona II también se halló una cantidad considerable de morfotipos relacionados con la familia Cucurbitaceae (morfotipos Mc01 -Mc04 o grupo J-
, sensu Piperno, 1988), mientras que en la zona III, los fitolitos articulados de origen epidérmico con superficie con mamelones y/o corrugada asignables a Equisetum sp. (Kaufman et al., 1971; Hauke, 1978) resultan abundantes. Los fitolitos arecoides, Gl01-Gl05 (grupo I) ( ), se presentan con escasa frecuencia en todo el perfil, del mismo modo que las gramíneas microtérmicas (Pooideae), que son más abundantes las megatérmicas (Danthonioideae) e incrementan su abundancia en distintos niveles de la secuencia sedimentaria. Las composiciones de las asociaciones descritas para el perfil comparadas con las halladas en las muestras de planta mediante el análisis de componentes principales (
), evidencian que la asociación de microfósiles de la muestra 2098 (correspondiente a sedimentos con fragmentos carbonosos y de huesos, hallados en un fogón de la zona IV) presenta una composición particular y distinta al resto, dado que su principal característica es la elevada abundancia de morfotipos oryzoides. La presencia de sillas de montar, la alta frecuencia de fitolitos de palmeras y la ausencia de fitolitos cavados de cucurbitáceas son los elementos que hacen particular esta asociación al compararla con las de la zona IV. DISCUSIÓN El sitio estudiado, así como otros sitios de similares características, es el resultado de procesos complejos de depósitos antrópicos y naturales que en muchos casos ocurren de modo sincrónico. Por este motivo, un solo tipo de registro o fuente de información resulta insuficiente para abordar esta complejidad. Para el caso del sitio Los Tres Cerros, Politis et al. (2011) y Castiñeira et al. (2013), infieren que en su mayoría los sedimentos constitutivos de estos montículos (LTC1, LTC2 y LTC3) son de naturaleza antropogénica (fangos modificados para elevar y consolidar las estructuras), acumulados sobre depósitos aluviales de baja energía que caracterizan a los sedimentos de la planicie adyacente. Estos primeros resultados, referidos a la distribución de microfósiles biosilíceos en los depósitos superiores de la secuencia de LTC1, permiten discutir algunos aspectos en la evolución y ocupación humana de esta estructura monticular. La elevada variabilidad de algunos sectores de este registro a lo largo de la sección estudiada es un aspecto sobresaliente; dichos sectores contrastan con interrupciones de baja variabilidad como es el caso de las asociaciones entre las zonas I y III. De acuerdo con los registros de frecuencia de materiales culturales, los niveles de baja variabilidad fitolítica son coincidentes con una disminución en los hallazgos y pueden ser interpretados, siguiendo a Castiñeira et al. (2013), como niveles originados por acopio e incineración de material vegetal, relacionados con actividades de acondicionamiento espacial del montículo. Por su parte, los niveles con elevada variabilidad de microfósiles biosilíceos se encuentran donde se densifican los materiales arqueológicos. CONCLUSIONES La secuencia correspondiente a los depósitos antropogénicos superiores constitutivos del sitio LTC1 presentó una variabilidad biosilícea que permitió proponer, a grandes rasgos, dos secciones principales. Una sección basal más temprana con una variabilidad fitolítica relativamente baja, donde las actividades domésticas tendrían un registro más claro, con una densidad y diversidad mayores de materiales arqueológicos que se evidencia en el gran número de vasijas fragmentadas y/o enteras, fogones, restos de mamíferos y peces consumidos (Politis et al., 2011). Una segunda sección, más reciente (zona IV), en la que se incrementa la variabilidad fitolítica con mayor abundancia de Cucurbitaceae, Oryzoideae y Maideae, permitiría inferir actividades relacionadas con el acondicionamiento del espacio y/o cultivo de especies domesticadas. BIBLIOGRAFÍA Amato, S. & A. Silva. 2009. Estratigrafía cuaternaria del subsuelo de la cuenca inferior del río Paraná. Revista de la asociación geológica argentina 64(4): 594-602. Ameghino, F. 1947. La antigüedad del Hombre en el Plata, 1º edición. Buenos Aires: Intermundo. (Publ. orig. 1880-81). Bertoldi de Pomar, H. 1971. 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PRIMEROS RESULTADOS SOBRE EL USO PREHISPÁNICO DE LOS VEGETALES EN EL SITIO ARQUEOLÓGICO LOS TRES CERROS 1 (VICTORIA, ENTRE RÍOS, ARGENTINA): ANÁLISIS DEL REGISTRO BIOSILÍCEO. Jorge O. Sánchez, M. Milagros Colobig, Alejandro F. Zucol, Gustavo G. Politis, Mariano Bonomo & Carola Castiñeira bajo Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 2.5 Argentina. Basada en una obra en Revista Darwiniana, nueva serie. Argentina |
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Programación y Administración: Ana Lorenzo. Técnica Principal IBODA-CONICET |